Poema
Ahora el llanto se ha desangrado entre las
palabras resucitadas,
del amor que ha muerto por el corazón que se
desploma,
en el amargo sabor del llanto,
el dulce aroma de los inciensos.
Alma de los ángeles,
amor resucitado entre sus palabras, del
milagro.
nuestras almas crujen y los amores respiran,
la ausencia de los amantes que desean ser aves
para escapar.
Nadie ama, si no la ilusión del sentimiento
que los hace,
ser sensibles entre los brazos de la bondad
femenina,
amada ave que ha muerto en los vientos de los
silencios.
observo las ruinas y mantengo la curia en la
respuesta,
que me llevaré a la tumba, cerca de tu cuerpo
cálido.
Nuestras almas se desprenden más allá,
que nuestros secretos más profundos.
Mujer amada, perpetua, amada virgen de los
credos y los santos,
mi amor se ha transformado en el eco más
deprimente de mi locura,
he hablado con los muros y me han dicho:
derrumba la vanidad,
que ha creado la angustia de mí ser que ha
recorrido mis sueños.
Alcanza el paso que han pisado las estrellas,
que me ven partir al mundo de las almas,
al principio de una vida llena de felicidad.
¿Por qué mueren los hombres?
Si no han creído en ellos mismos,
no ha rezado y creen que los milagros solo
vienen en busca,
de quienes los esperan, no para quienes los
persiguen.
He sanado más que las promesas
Y las palabras de quienes mienten.
He sentido tu cuerpo temblar mientras toco tus
labios tibios,
hemos amado cuando nuestro cuerpo está
enfermo,
cuando nuestra mente solo busca la cura para
cicatrizar,
nuestras heridas que desangran las almas que
han muerto.
Hemos creado el amor, viendo la gente como
juzga el sentimiento,
prohibido por los falsos,
el amor de los vivos que lo han inmortalizado.
Hemos caminado debajo del cielo y hemos
prometido ser más,
que la constelación que nos hizo ser astros
del extenso universo.
Me vestiré con mis mejores galas,
te amare en cada instante que me mires,
y sostengas cada palabra frágil que prometa,
la existencia después de la muerte.
Hemos amado los suspiros de los poetas que han
recitado,
sobre las palabras que son olvidadas por los
rumores del llanto.
Amas la vida y no has entendido
el silencio más allá,
del camino que nos condena a
morir amando lo que sentimos más,
el corazón ya ha escapado de tu
condena.
La vida es el reto que amenaza a los miserables hundidos en oro,
los humildes se transforman en el
paraíso de los esclavos libres,
que son condenados por su lengua
de palabras mudas.
Ama tu alma como el ser quien la
quita
sueña con una vida cercana al más
allá,
cuando despiertes solo observa
tus manos,
que han creado la fantasía que
han perseguido los poetas,
que declaman la profundidad de la
imaginación eterna.
Hemos conversado cerca de la
luna,
hemos prometido caminar sobre el
mar,
sumergir nuestros cuerpos y lavar
los pecados,
de la mortalidad que nos harán
liberar maldiciones.
Vivimos y buscamos la felicidad en los rostros apagados,
pero el amor nunca será eterno
cuando ese sentimiento
se enferma de la agonía
pronosticada llamando un adiós,
a lo que más amamos, el corazón y
el alma fantasma de su cuerpo.
Cuando la vida allá respuestas se transforma en la bondad,
tu corazón será quien sepulta
este amor que renace entre
mi alma que libera el dolor más
insoportable que tu cuerpo,
halla sentido, el decirte adiós,
amor mío.
Tu cuerpo gimiendo sobre el silencio de tu desahogo,
tus manos húmedas que desgarran
mi espalda frágil,
el olor de tu piel que ha
excitado mi conciencia infantil.
Tu aliento es fuego que extingue
las pasiones más deprimentes,
tus muslos tiernos, palabras que
tus labios han recitado mi nombre,
el amor que ha desaparecido entre
tus promesas antes de morir,
entre tu pecho que ha sido mi
desahogo entre el tiempo desahuciado.
Ahora eres la mujer que me ha amado bajo las pesadillas
de mi conciencia,
dibujando mi locura en tu cuerpo
con pensamientos de mi demencia mental.
He prometido morir cerca de tu
cuerpo calcinado,
diciéndole a tu corazón que es la
canción de los ángeles
inmaculados que han dormido mi
tristeza entre sus brazos.
Te amo siendo el mismo hombre que
ha conocido,
te amo siendo el poeta que
derrama nostalgia en sus páginas,
te amo siendo el escritor de mis
palabras más fúnebres de mi alma.
Ahora el amor se convierte en la
necesidad de la felicidad,
mintiendo que los sentimientos
son la enfermedad humana,
haz prometido derramar vacíos en
el río de los recuerdos.
Diciendo: te amo amada mía,
mirando mi rostro,
causando desahogo cuando lloras
en voz de tu alma,
amada de los cielos, amada de mis
palabras resucitadas.
Palabras en las que has rezado cuando vez mi rostro enterrado,
en las palabras que he escrito
cuando me alimento de tu ser,
ahora mi alma vaga entre tus
pasos perdidos por el tiempo.
Mi amor se ha convertido en la obsesión de mi locura,
pintando tu rostro y perderlo en
la memoria de los poetas,
Escribiendo el amor quien venero
mi funeral con rosas
y cantos celestiales que han
hecho que el camino se transforme,
en el paraíso de los vivos, la
eternidad resucitada para los muertos.
Mi amor que ha cautivado el
rencor de tu olvido perdido,
mi amor que se ha olvidado de tu
rostro sin arrugar del tiempo,
del sentir que me hacía vivir más
de la vejez al lado de la mujer que mas ame,
adiós dulce ave risueña de mis
sueños,
adiós mujer amada por el olvido.
José Eduardo Cruz Pérez
México
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